viernes, 29 de abril de 2011

HABLAR DEL TIEMPO

Hablar del tiempo: puede ser una conversación de ascensor, un tratado de filosofía, un ejercicio de nostalgia, una adivinación del porvenir... El tiempo pasa, el tiempo es lo que pasa. El teatro está hecho de tiempo, de tiempos. Los ensayos de RETRATO son ensayos sobre el tiempo. Es la materia más delicada y huidiza. Los progresos que vamos haciendo en esta recta final tienen que ver sobre todo con el manejo del tiempo. ¿Es lo mismo que eso que llamamos ritmo? El término es impreciso, pero nos sirve. Ritmos de la música, de la palabra, del silencio, de la acción. Sus costuras, su trama, su secreto a voces. Cualquier mínimo desajuste chirría, desconecta el flujo de la atención, y qué difícil es entonces recobrarlo.

En un espectáculo elaborado sobre retazos, un patchwork de textos de origen disperso, es más necesario que nunca (y siempre lo es) mimar las transiciones, darles el tiempo y la curva de enlace que requieren. Prueba y error: no hay fórmulas. El tiempo del reloj no pinta nada. Estar concentrado y disponible, eso es todo. No hablar del tiempo. Escucharlo. Nadar en el río del tiempo, con el mínimo esfuerzo, con la máxima confianza. Dejarse llevar. Después de mucho trabajo, olvidar el trabajo. Estar ahí, actuar.

Borges:

Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.

En fin, si de algo habla RETRATO, es del tiempo.

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